No será casualidad el que la última estación del año a la que tengo que enfrentarme en Barcelona, antes de cumplir mi primer aniversario en la ciudad, sea el verano. Desde siempre el tema del sol y el calor son dos factores que me alteran en cuanto a estado de ánimo y comodidad, es por eso que pienso en el verano como una especie de prueba de “fuego”.
En el libro de Ildefonso Falcones: La Catedral del Mar, explican que en el siglo XIII y XIV, aquel que llegaba a la creciente Barcelona y sobrevivía un año ahí se ganaba su libertad. Por los puntos y episodios que conecto después de nueve meses de vivir aquí, creo firmemente que esta condición se sigue aplicando de una manera u otra.
Al menos metafóricamente todas las batallas libradas desde que aterrice en la ciudad me han permitido liberarme de cargas que no me dejaban avanzar y aunque no me he desecho de todas ellas me reconozco un poco más consciente del exceso de equipaje con el que he cruzado el charco, grilletes que han limitado mi libertad.
Es el “selfing” una de estas pesadas cargas que me han llevado a entretenerme dándole vueltas ensimismadas y poco productivas al “yo mismo” y no tanto al “Yo Soy”, escribir este blog tiene mucho de ello, pero ahora intento tratarme con un poco de paciencia y actitud no crítica, reconozco mi esclavitud pero no la juzgo, deposito las reflexiones en esta pantalla y las libero, para no darle demasiada importancia a este y a otros defectos descubiertos y no caer en el propio vicio del cual estoy intentando liberarme.
Arranca el verano y debo reconocer que en una ciudad como esta llega también con muchas ventajas: mar, bermudas y cuerpos sin camisetas, je. Al mismo tiempo será complejo por asuntos administrativos, pero sin duda me mueve la promesa de que con cada día que pasa la libertad suena más cercana, así se acerca paso a paso, como el verano, que apenas empieza y ya se nos está terminando.
FOTO: PROMOCIONAL SERIE LOOKING DE HBO
VIDEO: GRUPO JEANS "PASO A PASO"
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